La educación como servicio esencial. Caso de la provincia de Ávila
¿Por qué Ávila? Primeramente,
creo que en este caso es más cercano un caso de Castilla y León y, además, es
donde se centran mis estudios y me parece interesante comentarlo. Conviene
mencionar sin embargo que en otras provincias se sigue una adaptación al modelo
de poblamiento propio de cada una de ellas.
La provincia de Ávila es una de
las menos dinámicas de todo el país que cuenta con una escasa cuantía
demográfica y un poblamiento que muestra importantes desequilibrios
territoriales. En este contexto, el acceso a la educación es un servicio
esencial que, como en otros casos, presenta un carácter marcadamente
deficitario en la provincia. Tratando de realizar un breve análisis se realizan
los siguientes planteamientos sobre el acceso a este servicio en una provincia
poco destacada a escala nacional.
Atendiendo por
lo tanto a los servicios educativos y pese a las dificultades que entraña, se
tratarán de cuantificar a escala municipal y representar su distribución,
puesto que suponen la creación de un vínculo entre la población más joven y sus
respectivos lugares de residencia. La red de centros educativos sigue un
esquema muy jerarquizado, desde las grandes ciudades hasta los pequeños núcleos
rurales, con una casuística diversa que abarca tanto niveles de especialización
elevados como son los universitarios, restringidos a la capital provincial,
como la compaginación de varios niveles educativos en escuelas rurales. Su
distribución refleja los desequilibrios territoriales en la provincia.
Los centros
educativos tienden a localizarse en los municipios que concentran más
población, tratando de esta forma de satisfacer la máxima demanda posible. No
obstante, la cuantía de población no es exclusivamente el factor que condiciona
esa ubicación. En este sentido es posible identificar varias tipologías de
centros, cada una de las cuales presenta una determinada lógica espacial, atendiendo
por ejemplo a la división en función de si se trata de un centro público o
privado. En este caso, se hará no obstante una mayor referencia a los centros
públicos, como prestadores de un servicio cuya finalidad no es su amortización
económica, sino social.
Las Escuelas de
Educación Infantil (EEI) se localizan en los municipios de mayor tamaño,
estando por tanto únicamente presentes en la capital provincial. Una situación
similar se mantiene en la educación postobligatoria, existiendo en la ciudad de
Ávila una universidad privada y un Campus de la Universidad de Salamanca.
Los Colegios
Públicos (CP) muestran asimismo una alta polarización espacial, concentrándose también
en los municipios con un número relativamente elevado de residentes. Con
respecto a estos centros, cabe mencionar que sufren una tendencia al cierre
provocado por la falta paulatina de alumnado. Algo similar ocurre con los
Centros o Institutos de Educación Secundaria Obligatoria (IES/IESO/CEO), aunque
en esta ocasión su número tiende a ser más reducido que los Colegios Públicos.
La localización tanto de los Colegios Públicos como de los Centros o Institutos
de Educación Secundaria Obligatoria se muestra en el siguiente mapa (figura 1),
ubicándose predominantemente en las comarcas del Valle del Tiétar y del Valle
del Alberche, además de la capital provincial y otros centros de servicios. Se
trata, en todos los casos, de áreas con una densidad de población muy superior
al promedio provincial, en núcleos dotados de mayor accesibilidad.
En tercer lugar, se debe atender
a los Colegios Rurales Agrupados (CRA). La idea consiste en agrupar pequeñas
escuelas de municipios rurales con pocos alumnos pasando a organizarse como si
fuesen un único centro. Se organizan con una cabecera, de la que dependen el
resto de escuelas agrupadas. No obstante, incluso en las cabeceras comarcales
la falta de alumnado se convierte progresivamente en un problema cada vez mayor.
Para su mejor comprensión, a continuación se muestra la estructura por sexo y
etaria en grupos quinquenales de la población residente en las citadas cabeceras
(figura 2), en las que se observa una tendencia a la acumulación de efectivos
en la parte superior, reduciéndose por lo tanto el peso porcentual de los
grupos más jóvenes. Con respecto a su localización espacial y prestando
atención únicamente a las cabeceras, cabe mencionar que estos muestran una
distribución más homogénea por el territorio abulense, sin reflejar los
importantes desequilibrios territoriales que si denotan el resto de centros
educativos mencionados (figura 1).
Tratando de comprender la
importancia de los Colegios Rurales Agrupados, en la siguiente figura (figura 3)
se representa, según la entidad demográfica de los municipios, el porcentaje de
tipologías de centros educativos principales. Los municipios de menor tamaño,
por debajo del umbral de los 1.000 habitantes, son los que agrupan en mayor
medida los CRA, mientras que los Colegios Públicos y los Centros o Institutos
de Educación Secundaria Obligatoria muestran una concentración más elevada en
los de mayor tamaño.
Para finalizar, hay que señalar
que los centros educativos privados representan un número marcadamente inferior
a los públicos. Tienden a localizarse en la capital provincial y en los
principales centros de servicios, así como en otros municipios que participan de
las dinámicas urbanas de Ávila, cuyo crecimiento espacial desde los años
sesenta, pero, en especial, durante la primera década del presente siglo, ha
supuesto una importante ampliación de los polígonos residenciales y de
equipamientos y dotaciones, entre ellos los destinados a diferentes tipos de
enseñanza, siguiendo la movilidad poblacional hacia la periferia. No obstante,
dada su escasa importancia en cuanto a número se refiere, no se reflejan en el
mapa anterior.
En síntesis, el estudio de la
distribución espacial de los centros educativos y de la prestación de este tipo
de servicios pone nuevamente de manifiesto los desequilibrios territoriales que
existen en una provincia como Ávila, concentrándose los mismos en las comarcas
del Valle del Tiétar y el Valle del Alberche, así como en los municipios que
ejercen la función de centros de servicios y la propia ciudad de Ávila. Además
de dichos desequilibrios, se debe tener en cuenta la situación deficitaria de
los mismos y el hecho de que su modelo de localización, pese a responder a un
esquema similar al presentado por la densidad de población, deja al margen
amplias extensiones del territorio abulense donde, aunque reducida, también
existe esa demanda, haciendo necesario en gran parte de los casos el
desplazamiento del alumnado a municipios diferentes a los de su residencia. En
la provincia hay 108 rutas diarias de transporte escolar, menos del 5% de las
que recorren la Comunidad (2.200), y durante el curso 2020-21 debían de
desplazar a 2.942 alumnos. La necesidad de un transporte escolar adecuado es,
dentro del elenco de actividades educativas, una de las más sentidas, como
demuestra por ejemplo la reciente preocupación de las familias con respecto a
su adaptación a las condiciones impuestas por la pandemia de COVID-19. El
distanciamiento que hubo de cumplirse en las aulas no se trasladó a los
servicios de transporte escolar, provocando que algunas familias se negasen a
mandar a sus hijos en unos vehículos que calificaron de faltos de espacio y
saturados. Pero el problema del transporte escolar no es nuevo en Ávila donde,
al igual que en otras provincias de la Comunidad, se ha criticado el modelo
mixto o sistema de Transporte de Prestación Conjunta impuesto por la Junta de
Castilla y León a comienzos de este siglo, al combinarlo con el transporte
tradicional de viajes en autobús. Este sistema abarca en la provincia 61 rutas
incluidas en el transporte a la demanda, y en 2020 atendió a 26.475 pasajeros
con quienes debieron compartir ruta y paradas los casi tres mil escolares
indicados.
Una vez comentadas todas las
cuestiones planteadas, solo me queda despedirme. Una vez más nos vemos pronto y
que sigáis siendo muy felices.
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